Lo que voy a contarte ahora te hará reflexionar y ponerte a pensar dos veces las cosas…
Eran las 4:00AM.
Vibró la alarma de mi “MiBand” (una de esas pulseritas chinas buenísimas para medir de todo), abrí los ojos, rode hacía mi lado derecho y puse los pies descalzos en el piso.
Me escabullí de la habitación sin despertar a mi esposa (ya con tanta práctica que ni Sabino ni Watón alzaron la ojera cuando salí).
Bajé a la cocina, puse el café, me metí a mi “home-office” y prendí la laptop.
A los humanos no nos gusta “reconocer nuestros errores, problemas o derrotas”.