Emprender es volver tus sueños realidad, pero muchas veces el camino para lograrlo está lleno de obstáculos, dificultades o hay momentos en el que el camino se alarga inesperadamente, no hay una ruta express para lograr lo que te propusiste, hay golpes de suerte eso no se puede negar, pero generalmente es un trabajo de tiempo, constancia, responsabilidad y algo más que a veces nos tardamos en entender y esto es:
Ver la realidad de tus ideas
¿De qué se trata esto?, haz memoria, cuántas veces has visto un producto súper efectivo, un plan de marketing impresionante, una canción, una idea, y lo primero que dices es: oye, eso se me pudo haber ocurrido a mí, o inclusive llega a pasar que esa idea, por extraño que parezca, tú ya la habías tenido antes (es más común de lo que que crees).
Muchas ideas millonarias que están allá afuera comenzaron pareciéndose o siendo idénticas a otras, la gran diferencia es que si dos personas tienen la misma idea, una está en Canadá y otra en Panamá, ambos emprendedores deben ver la realidad de sus ideas, y trabajar conforme al lugar y tiempo en el que están; ser realistas, en pocas palabras.
Las ideas grandes tienen primeros pasos pequeños
No quiero decir que dejemos de soñar con el máximo, que nos ilusionemos con la internacionalización de una idea que aún no ejecutamos o que dejemos de ver nuestro proyecto como la cura del cáncer, no para nada, soñar en grande es fantástico, nos ayuda a ver hasta dónde podemos llegar.
Todo es una cuestión de perspectiva , pero si por ejemplo, la app que estás desarollando la imaginas como la próxima sensación internacional, tal vez deberías pensar en pequeño y lograr que su efectividad se compruebe y popularice en tu ciudad al principio y de allí poco a poco crezca y mejore sus propiedades.
Facebook, ahora una de las plataformas más importantes del mundo, comenzó su andar como una página parte del circuito cerrado de una universidad, allí nació, se popularizó, y de mejoró para tomarse el tiempo para conquistar el mundo.
No dejes que tu idea te domine
No eres el rey del mundo, así de simple, olvida que tu idea es única y original, lo que tus estás pensando -estadísticamente- mínimo lo están pensando cinco personas más.
La diferencia es que primero, tú estás haciendo algo, y segundo, esa idea pueda cambiar, transformarse y convertirse en un resultado tal vez no único e irrepetible, pero sí lo suficientemente bueno para agregar el valor necesario a la vida de las personas a la que llegue, por consiguiente despuntar y comenzar a generar ganancias.
Dejar de ver tus ideas como el verdadero hilo negro del negocio en el que estamos, cualquiera que sea, este nos ayudará a ver un panorama más amplio, porque cuando la montaña es pequeña podemos ver la aldea que está detrás, otras montañas y el camino que debemos tomar para llegar a donde deseamos llegar.
Las ideas están vivas
Suena extraño pensar en nuestras ideas como seres vivos, pero no hay nada más cierto, hay que estar consientes que son como plantas que van creciendo y extendiendo sus ramas acorde las vayamos alimentando, las plantas como las ideas crecen y agarran nutrientes del ambiente, de otras personas inclusive de otras ideas.
Cuida tus ideas deja que crezcan inclusive que vayan a caminos inesperados, recuerda que son especiales pero siempre con la capacidad de adaptarse, mejorar y hasta multiplicarse.
Espero que este post te ayude a saber cómo manejar tus ideas, cómo hacer que no pierdan el piso y lo más importante se conviertan en un proyecto real, recuerda compartir este post en redes sociales y a quien creas que pueda servirle, también me encantaría tu opinión los comentarios.